El concepto de privacidad ha cambiado con la llegada del universo 2.0, los usuarios de Internet son más propensos a compartir parte de su vida privada y datos personales en sitios como las redes sociales, aunque eso sí, la gran mayoría de ellos lo hace eligiendo el público que puede acceder a ellos.
Tal y como refleja el último estudio sobre privacidad en Internet realizado por Inteco, casi el 90% de los internautas están preocupados por este tema, aunque la mayoría señala sentirse seguro en la red.
Sin embargo esta preocupación muchas veces se pasa por alto a cambio de recibir una contraprestación. Esto lo demuestra un estudio elaborado por Accenture Interactive, que indica que son mayoría los usuarios, que olvidan esta preocupación a cambio de recibir algún beneficio.
A la vista de estos resultados podemos asegurar que para muchos usuarios: “La privacidad tiene precio”.
Un ejemplo de ello, es la llamada publicidad a la carta que se muestra cuando navegamos por Internet, gracias a que los navegadores guardan el historial o cookies del usuario, lo que le permite sugerir webs sobre temas que le interesan, como os contamos en nuestro anterior post: “Las nuevas versiones de los navegadores velan por la privacidad del usuario”.
Nuestra privacidad online en manos de terceros
Desde Bórrame, empresa especializada en borrar datos de Internet, creemos que en el momento en que un usuario pone precio a su privacidad en la red, está renunciando a ella, al menos en parte. Hay que tener en cuenta que los datos personales siempre pertenecen a la persona, y el control de los mismos es un derecho fundamental, por lo que, aunque en algún momento dado hayamos dado el consentimiento al tratamiento de nuestros datos, debemos poder ejercer nuestros derechos de rectificación ,cancelación y oposición al consentimiento dado, nuestro derecho al olvido digital. Nuestra información es parte de lo que somos y, salvo casos concretos, nos pertenece y podemos decidir sobre ella.
En el campo de la protección de datos son muchas las voces que se alzan ante el hecho de que la privacidad tenga precio. Muchos expertos hacen una analogía con la sociedad feudal.
Este es el caso de Greg Lawstoka, que en su libro Virtual Justice disponible en http://www.chaihana.com/virtualjustice.pdf, traza un interesante paralelismo entre siervos y señores de los castillos, para explicar que los usuarios se agrupan en plataformas web a las que contribuyen con su creatividad, incluso pagando por ello con su privacidad, a cambio del privilegio de pertenecer al territorio virtual de la comunidad.
El experto en seguridad Bruce Schneider va más allá y tilda a compañías como Google, Amazon o Facebook de «señores feudales de la seguridad», señala que son estas empresas las que toman sus propias decisiones, y los usuarios a quienes llama «los vasallos» no pueden hacer nada para exigir que cumplan con determinadas medidas de seguridad o para ejercer sus derechos. Si estás conforme a sus reglas te puedes quedar, en otro caso solo puedes «expatriarte». Ni siquiera los gobiernos parecen ser capaces de obligarles a cumplir la legislación, incluso cuando esta afecta a derechos fundamentales como la protección de datos.